Primos: la distancia perfecta

Un primo es una persona que está a una interesante distancia entre un amigo y un hermano. Alguien que conoce esas anécdotas, secretos, particularidades y cosas raras de tu familia. ¿Cómo un hermano? No exactamente.

Con nuestros hermanos siempre existe un componente de competitividad en relación a los padres con sus consecuencias. La historia y la literatura están plagadas de casos de lo más dramático, desde Caín y Abel, pasando por la mayoría de herederos del Imperio romano. Por muy bien que nos llevemos, la referencia de los padres en común resulta en una inevitable fuente de roces y conflictos. Por cierto, mientras los padres hacemos malabarismos para intentar ser siempre justos y ecuánimes con todos. A pesar de todo esto, obviamente los hermanos son un regalo y uno de los grandes pilares de las vidas de muchos de nosotros, pero la distancia con ellos es diferente.

Siempre se dice que los amigos se eligen y la familia "te toca". Desde luego hay familias y familias, pero creo que sea como fuere, nuestras raíces nos pertenecen, sentimos un algo de "orgullo de pertenencia". ¿A quién no le gusta  escuchar historias sobre nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos?, sean aventureros, granujas, divertidos o un poco locos. Nuestros primos comparten con nosotros esta idiosincracia y nuestra relación con ellos está llena de pequeños sobreentendidos que nadie más conoce.

Los primos son las personas con las que primero hemos compartido las noches, con un poco de suerte en esas casas familiares de abuelos que generalmente con los años desaparecen, lo que las convierte en lugares cuasi mitológicos de nuestro imaginario infantil. Las primeras confidencias, por supuesto, las primeras borracheras, los primeros amores de verano,... Recuerdos nostálgicos de una niñez entrañable.

Los que tenemos la suerte de haber convivido con nuestros primos poseemos un verdadero tesoro, un compañero que viaja con nosotros a lo largo de la vida, Ahí, en esa maravillosa distancia, cerca pero no tanto.